Dirección: Tania María Muñoz y Edgar Valadez
Dramaturgia: Hugo Salcedo
Elenco: Alejandro Gama, Héctor Iván González, Antonio Saavedra, José Juan Sánchez, Óscar Serrano Ramírez, Elías Toscano, Edgar Valadez, Martín Villarreal.
¿Cuántos hombres machistas que resultan ser homosexuales no existirán? La ley del ranchero expone, desde los adentros de un barecillo gay, toda la posible violencia que se gesta entre machos reprimidos.
En el bar El ranchero muchos hombres van a tomarse unos tragos y escuchar música de banda. Ya influenciados por el alcohol y aparentando que nadie se da cuenta, relaciones homosexuales suceden por ahí: Reencuentros de viejos amores que fueron abandonados por el qué dirán, o amores fugases de una sola noche y de los que, se supone, nadie hablará. Todo lo que sucede en El ranchero, se queda en El ranchero.
Una de las características culturales de lo mexicano es la cultura norteña y esta se caracteriza por ser violenta y un tanto convencional respecto a las relaciones amorosas. Actualmente, y desde hace muchísimo tiempo, el machismo intenta erradicar la homosexualidad desde la violencia, pero esta misma evasión de los verdaderos deseos quizás solo sea una forma de reprimirlos. Una cultura en donde la virilidad es la principal de sus características no permite relaciones entre personas del mismo sexo, sin embargo ocurre que la esposa y los miles de hijos son nomás para taparle el ojo al macho. Existe la represión social, pero también la represión hacia los deseos propios lo cual implica una negación de lo que realmente ocurre.
Se culpa al alcohol, a la situación, al ambiente, a la provocación del otro como un pretexto para poder hacer lo que se desea, sin embargo no se toma responsabilidad ante los impulsos sexuales.
Una serie de historias que suceden en un mismo lugar y que se entrelazarán a lo largo de la trama abordan muy claramente el desprecio y la vergüenza hacia esos deseos que se han estipulado como prohibidos. La puesta en escena juega con la espectacularidad del bar en donde ocurren las diversas situaciones: el baile y el canto de trasvestis y strippers recrean el lugar en donde otras situaciones, de rancheros sombrerudos y con botas se gestarán.
La obra no necesita muchos espacios para llevarse a cabo, por lo que se aprovecha el lugar planteado en la dramaturgia y realmente se convierte el escenario en un bar: mesas y sillas metálicas con logotipos de cervezas, una barra y luces neón y de bola disco. De la misma manera la música forma parte importante de la puesta en escena: a través de la banda y canciones pop de los 80´s y 90´s que permanecen presentes en un lugar un tanto lejano, se crea la sensación de realmente estar en un bar apoyando a la convención espacial que la obra propone.
Además se invita al público a sentarse en el escenario, lo cual saca a la puesta en escena de la convencional distribución isabelina: actores de un lado, espectadores del otro. Esta cercanía espacial y el contacto directo con el público plantean un ambiente cabaretezco que juega con la improvisación en algunos espacios de la obra.
La ley del ranchero es una puesta en escena que, desde el humor, lo cabaretezco, el travestismo y un doble sentido alburero, expone una problemática social referente a la homosexualidad y la violencia machista contra esta.
Diseño de iluminación y espacio: Jesús Giles
Coordinación de vestuario: Kevin Arnoldo
Coreografía: Mauricio Rico
Musicalización: Jonathan Corral
Martes y miércoles 8:30 pm Hasta el 20 de noviembre
Foro A poco no (República de Cuba 49, Centro Histórico, CDMX)
Duración: 70 min.
Entrada: $174
Descuentos a estudiantes de nivel básico, maestros e INAPAM
Siempre suya
Fernanda, la Tancha, Albarrán
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