Dirección: Mariana Giménez
Dramaturgia: Juan Villoro
Elenco: Mariana Gajá, Mauricio Isaac, Jacobo Liberman
Músico: Alejandro Preisser
Sexo, drogas y punk. Suena bien, ¿no? Pero ¿cuáles son realmente las consecuencias de una vida llena de excesos? La guerra fría es una puesta en escena que nos habla acerca de una pareja de mexicanos que decide irse a vivir a Berlín a principios de los años 80´s, finales de la guerra fría entre EE. UU. y la URSS, quienes nos muestran lo caótico de la vida de los músicos y artistas.
Gato es músico de una banda de punk. Carolina es actriz, cantante, performer. Deciden irse a Berlín para probar suerte en sus carreras artísticas. Sin embargo, las drogas y el exceso, en la capital del punk, los rebasa y pierden el camino. Mientras Gato se ensimisma en su mundo de perdición, Carolina es presa de la soledad y el fracaso como actriz, pues no tiene a nadie más que a Gato. Solo se tienen el uno al otro y no hay nada más en Berlín, por eso no se sueltan; a pesar del dolor, a pesar de la desesperación hacia el otro, funcionando como un disco rayado que repite su ciclo una y otra vez. Ellos, en una especie de guerra fría dónde nadie toma acción, regresarán al otro todas las veces que sea necesario o hasta que decidan perder la guerra.
La guerra fría nos muestra un mundo de perdición que se vive en el ambiente artístico. Se tocan temas como aquello que se sacrifica por la profesión, como las relaciones personales o hasta la vida propia. Así como la soledad que se vive al tratar de encontrarse a uno mismo estando en un lugar que no es tu lugar de origen.
El texto es un tanto complejo ya que está construido por escenas que son abordadas desde un lugar metafórico o, incluso, poético, que más que dramaturgia funcionan como una especie de tratados o exposiciones literarias acerca de lo que les está sucediendo a los personajes, sin embargo, la acción no es clara, al menos en el texto. Debido a esto, la escenificación es abordada desde un lugar un tanto posdramático ya que no puede ser abordada desde un lugar realista. Esto hace que se atiborre de elementos la construcción de la escena, a partir de la corporalidad, la música, el videoarte, el vestuario y la utilería.
Estéticamente todo apunta hacia la cultura punk, desde los vestuarios hasta la utilería que contorna el espacio. Se aprecia una escenografía muy a lo white trash que es la utilización de la basura y lo caótico como adorno y que apunta hacia el arte conceptual, un arte que, para ser entendido, debe poseer un significante en su expresión, aunque este no sea evidente a la vista. Esto va totalmente de acuerdo con la presentación de la obra en un museo que, en sí, no es un espacio designado para el hecho escénico. El elemento más fuerte de esta puesta en escena es la musicalización que se empapa totalmente de la cultura punk y rock, evocando algunos éxitos de canciones de aquellos años, así como generando atmosferas a traves de sonidos y ruidos que apoyan a lo que está sucediendo en escena. Si bien un propósito de la cultura punk es el de provocar y perturbar a la gente, consideraría que el espacio donde se está presenciando es muy pequeño, por lo que a veces los decibeles de la musicalización pueden llegar a ser un tanto molestos.
La guerra fría es una puesta en escena que hace referencia a varios momentos históricos y que crean un paralelismo con la historia que se está contando. Sin embargo, estas referencias históricas no son indispensables para la percepción de la obra, pues la puesta, en sí, pone atención en que la trama se cuenta a partir de diferentes recursos escénicos que estimulan los sentidos del espectador.
Asesor de movimiento y coreografías: Luis Arturo Rodríguez
Diseño de vestuario: Mauricio Ascencio
Diseño de Iluminación: Patricia Gutiérrez
Diseño de escenografía: Abraham Cruz Villegas
Diseño sonoro y musicalización: Alejandro Preisser
Diseño de multimedia: Daniel Primo
Sábados y domingos a las 6:00 pm Hasta el 8 de septiembre
Museo Tamayo (Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec, CDMX)
Duración: 120 min.
Entrada: $320
Siempre suya
Fernanda, la Tancha, Albarrán
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