Dramaturgia: Hugo Alfredo Hinojosa
Dirección: Víctor Weinstock
Con: Jorge Ávalos, Rodolfo Arias, Fernando Banda, Ginés Cruz, Rodolfo Guerrero, Javier Sánchez, Humberto Solórzano, Gastón Yanes, Mario Zaragoza.
El encarcelamiento y la locura van de la mano. La mezcla de muchas historias de vida dentro de una prisión hace que este lugar sea una bomba a punto de explotar.
Los presos relatan porqué están aquí. Mientras ellos enloquecen encerrados, sus familias se mueren de hambre allá afuera. Las diferentes formas de tortura los orillan a revelarse. Cambian de líder interino y deciden llevar acabo un motín. Sin embargo, su manifestación es ignorada, su voz no es tomada en cuenta y su situación de precariedad empeora.
Todo el eje de la puesta en escena son las celdas de prisión. Estas se trasladan por todo el espacio. Se juntan, se separan, crean distintos diseños a lo largo de todo el escenario. Estéticamente diseñan poderosas imágenes visuales que son revestidas con el diseño del espacio y de vestuario que se dejan ver en tonalidades cafés, dando la sensación de que las celdas están oxidadas viejas, así como al vestuario se le otorga de suciedad y abandono.
El mecanismo de movilidad de las celdas otorga dinamismo al trazo y da foco a las numerosas escenas de la obra. , pero también permite a los actores la posibilidad de relacionarse con la escena de manera no literal.
Se puede observar en el montaje un extremo cuidado de la interacción de los nueve actores en escena. Todos usan cubrebocas y lentes la mayor parte del tiempo, así mismo las escenas entre ellos son a distancia o no frontales. Siempre cuidando su distancia. Toda interacción se resignifica.
Este simbolismo de la interacción está complementado por el diseño de movimiento, el cual apuesta por un lenguaje corporal abstracto que trata de rellenar la no interacción física y de resignificar lo que el texto no está dejando claro.
Esto nos lleva a la base de la obra y, a su vez, el talón de Aquiles. El texto no es lo suficientemente claro. La estructura funciona a partir de muchas escenas cortas que cuentan las historias de cada personaje y varias otras donde interactúan entre sí. Sin embargo seguir el hilo de las historias de cada una y además conjugarlas se vuelve casi imposible. No porque no es algo que se haya logrado, sino porque el lenguaje del texto no es claro y no permite la comprensión. Su forma rebuscada que intenta ser metafórica hace que no se pueda poner atención a la historia.
Existen comprensiones lógicas y comprensiones abstractas, y ambas son posibles, siempre y cuando se construyan con claridad.
La falta de acción en el texto hace que la historia se alargue de tal manera que casi toda la primer parte de la obra podría ser prescindible para su comprensión.
Aunque el montaje y las actuaciones de estos grandes actores se esfuerzan por dejar claro el texto hay muchos obstáculos contra esto. La falta de interacción entre actores, las caras cubiertas y la dificultad para identificarlos, además de la confusión que posee la dramaturgia, vuelve difícil seguir el hilo de la obra. La segunda parte, que es un tanto más activa pues es dónde ocurre el conflicto central de la obra, rescata todo el trabajo realizado y hace que el mensaje sea transmitido: Nos permite ver lo que los presos viven allá dentro, toda la revolución que llevan a cabo para ser vistos y cómo son desdeñados a pesar de sus esfuerzos.
Fariseos es un gran esfuerzo por mantener vivo el teatro. El encierro y la locura son algo que todos hemos sentido en algún momento de este año pandémico. El trabajo escénico tanto de dirección, actuación, movimiento y todo el equipo estético es grandioso, sin embargo el texto es muy difícil de comprender, por lo tanto, no tan accesible.
FOTO: Pili Pala
Diseño de Escenografía e iluminación: Patricia Gutiérrez Arriaga
Diseño de movimiento y entrenamiento corporal: Jonathan Villeda
Diseño y realización de vestuario y maquillaje: Brisa Alonso
Música original y diseño sonoro: Rodrigo Castillo Filomarino
Primera parte: Jueves y sábados, 5:00 pm
Segunda parte: Viernes y domingos, 5:00 pm
Hasta el 13 de diciembre 2020
Teatro Raúl Flores Canelo. Centro Nacional de las Artes (Rio Churubusco, esq. Con Tlalpan)
Duración 1ª parte: 85 min.
Duración 2ª parte: 70 min.
Siempre suya
Fernanda, la Tancha, Albarrán
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