Dirección y dramaturgia: Ricardo Rodríguez
Elenco: Teté Espinoza, Sara Pinet, Hamlet Ramírez y Luis Eduardo Yee.
Ser niño y crecer es tremendamente difícil. Uno tiene que preocuparse por muchas cosas, como por tener amigos. El niño que se comió la servilleta de su sándwich nos recuerda lo difícil que es sobrevivir a la escuela y todo lo que hacíamos para poder encajar.
Rodrigo es el niño nuevo y sólo tiene una amiga, Lili. Los demás niños lo ven raro y el Dr. No se ha dado a la tarea de pegarle y molestarlo hasta que Lili vuelva a ser su amiga y de nadie más. Rodrigo decide comerse la servilleta de su sándwich para enfermarse y así no tener que ir a la escuela. En casa de su abuela, con retortijones en la panza, entiende que tiene que sobreponerse a sus miedos.
El niño que se comió la servilleta de su sándwich habla acerca de la historia de un niño que solamente intenta pertenecer y encajar con los niños del sexto grado de primaria. Nos recuerda todos los castigos a los que se nos someten y las cosas bonitas que uno vivía durante esos años de infancia. Todos aquellos detalles que eran abismalmente importantes para nosotros en ese momento. Sin duda, los niños malos, los amigos, los sueños bonitos y las pesadillas conformaban fundamentalmente nuestro día a día.
La escenificación del texto es llevada a cabo por cuatro actores que pueden ser el personaje que sea. Permanecen en sus sillas y a partir de sus actuaciones y algunos movimientos construyen toda la historia. El ritmo que utilizan no permite que el espectador pierda su atención respecto a lo que está pasando. Lo interesante de la narraturgia es que la escenificación puede ser tremendamente ingeniosa, como es el caso, pues la acción no está implícita en el texto.
Escenográficamente todo está construido por las sillas que utilizan los actores que, al igual que el vestuario, tienen ciertos colores y características que hacen referencia a la infancia. Muchos de los espacios escénicos son construidos por la proyección de videoarte que evoca dibujos de un niño, siendo ésta una complementación a la escena.
El niño que se come la servilleta de su sándwich es obra para jóvenes audiencias que hará que se sientan identificados con lo que les pasa en el día a día, así como puede ser para adultos que quieran recordar y divertirse riéndose de todas aquellas tragedias mínimas que para nosotros eran gigantes cuando éramos niños.
Sábados y domingos Hasta el 28 de julio
Teatro La Capilla (Madrid 13, Coyoacán, CDMX)
Duración: 60 min.
Entrada: $200
Descuentos a estudiantes, maestros, INAPAM y vecinos de la delegación Coyoacán, Benito Juárez e Iztapalapa.
Siempre suya
Fernanda, la Tancha, Albarrán
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