Dirección: Alejandro Velis e Isabel Romero
Dramaturgia e interpretación: Oscar Serrano Cotán
La línea entre una denuncia y una apología es extremadamente delgada…
Otto comienza contando la historia de un hombre que tiene una afección mental. No se sabe bien si es autismo, o algún síndrome. Vemos a un actor representarlo con tanta precesión y entrega que interesa y engancha. El personaje es entrañable y tierno, hasta cierta manera. Se vincula con lxs espectadorxs rápido y directamente.
Conforme va avanzando la obra, este personaje nos va mostrando que tiene un miedo-rencor hacia su madre y cómo su ella lo violentaba. Hasta este punto, las habilidades de gestualidad, corporalidad y manejo de objetos de Oscar Serrano Cotán son impresionantes, y ver que la madre le violentaba se siente como una posible razón de su condición. Porque desafortunadamente en este país hay mucha violencia hacia las personas con condiciones especiales. Pero ¿Hacia dónde va esto?
Otto comienza a interactuar con muñecas de porcelana jugando a que son sus alumnas y que ellas se le insinúan. De pronto hay una escena en la que Otto está aparentemente desnudo y abusa de una niña vestida de colegiala, que después será desmembrada. Seguido a esto, Otto busca volver a conectar desde la ternura con el público y, evidentemente, es rechazado. La obra termina con una actriz amordazada que Otto tiene secuestrada.
¿Es impactante la obra? Sí. Mucho. ¿Es peligroso el discurso que transmiten? Sí. También mucho.
Al final de la obra salen el actor principal, la actriz amordazada y la directora adjunta a dar las estadísticas de cuántas mujeres son asesinadas diario en este país (que son 11 al día, por si no lo sabías) y pronunciando el tan escuchado “Ni una menos”.
Me preocupa que ese equipo de trabajo piense que están denunciando algo cuando en realidad lo que están haciendo es una apología a la violencia, y me preocupa más que mucha gente sí lo recibe como denuncia.
Sus intenciones son buenas, pero están ubicadas en un mal lugar. Para empezar, el director escénico, Alejandro Velis, está denunciado por violencia pedagógica en la ENAT. ¿Por qué él dirige una obra que habla sobre violencia de género? ¿Por qué las instituciones, como El Helénico, siguen apoyando a directores que están denunciados? Ya desde ahí vamos mal…
Y por otro lado… Entendamos algo. Los feminicidas no son villanos de telenovela. No son “el loquito de la esquina”. NO. Los feminicidas pueden ser cualquiera. Puede ser tu novio, tu ex novio, tu tío, el taxista, el de la paletería... Gente de la que pensaríamos que jamás podría hacerlo. Por pensar que los feminicidas son “gente rara”, no nos creen que el amigo, el primo, el vecino que se ve tan lindo pudiera matar a alguien. Sí, sí puede. Y eso es lo peligroso de Otto.
Otto nos pone a un hombre enfermo mentalmente y nos dice que como su mamá lo violentaba el violenta ahora a las mujeres. O sea: una mujer tiene la culpa de que él mate mujeres. Como él está enfermo mentalmente mata mujeres. No. No. No. Los feminicidas son gente con mamás decentes, con padres decentes, aparentemente sanos mentalmente. Ni todos los “enfermos mentales” matan gente, ni todos los “sanos” no lo harían.
Basta de satanizar a los feminicidas, porque pueden estar en cualquier lado. Eso es lo terrorífico de ser mujer en este país.
Es muy triste que Otto pudiera ser una gran obra, porque la actuación de Oscar Serrano Cotán es increíble. De verdad admirable. Pero el discurso de la obra es terrorífico y todo se anula.
Lo vuelvo a decir, las intenciones son buenas. Pero tocar temas como violencia de género y feminicidio es demasiado delicado. Claro, hay que hablar de ello, pero siendo congruentes y cuidadosos con lo que se está transmitiendo. El horno no está para bollos. No podemos decirle al público que los feminicidas son enfermos mentales que fueron agredidos por su mamá, y menos en un país en el que la mayoría de los hombres no logran ver toda la violencia y el machismo que tienen impregnados en sus comportamientos y en su mentalidad.
Por si no se dieron cuenta, sí: Ver Otto me molestó muchísimo. Esta no es una recomendación.
Estuvo del 19 de marzo al 17 de abril, sábados y domingos, en el Centro Cultural Helénico.
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